El ego en clave cabalística: una exploración consciente
En la tradición de la Cábala, el ego, esa parte de nosotros que se identifica con el yo exterior, las opiniones, los éxitos, los fracasos, los roles sociales, no es simplemente una “maldición” a erradicar, sino un fenómeno complejo que requiere conocimiento, integración y transformación. Entender el ego desde las enseñanzas del Árbol de la Vida abre puertas profundas hacia una vida más consciente.
¿Qué entendemos por ego?
Podemos diferenciar entre Yo (o “yo auténtico”) y Ego. Cuando debatimos desde el nivel de la “Tiféret” (la sefirá del Yo maduro) estamos en una dinámica de crecimiento; cuando reaccionamos desde “Yesod” (la sefirá relacionada con la base de la conciencia, la imagen, la proyección) estamos en la dinámica del Ego.
El ego, tal como aparece descrito en manuales cabalísticos, puede actuar como adversario interno: rechaza la voz del alma, proyecta hacia fuera nuestras heridas, vive en extremos (“soy lo mejor” o “soy lo peor”) y bloquea la integración espiritual.
Las enseñanzas cabalísticas no buscan destruir el ego, sino ubicarlo: reconocerlo, limitarlo, y transformarlo en instrumento de la conciencia.
Desde la perspectiva cabalística, el alma está llamada a manifestar la luz del Infinito (en hebreo “Ein Sof”) a través de las sefirot, canalizando la energía divina hacia la manifestación. El ego, en cambio, se identifica con los frutos exteriores, con la materia sin conciencia, con la ilusión del “yo separado”. El ego “infla” mientras que el Yo auténtico “fortalece”.
Cuando vivimos atrapados en el ego, operamos en modo reactivo: defendemos una posición, nos victimizamos, o atacamos. Ese estado es síntoma de un Yo inmaduro que necesita del ego para defenderse.
Además, el ego nos hace vivir en el pasado o en el futuro (culpa, remordimiento, expectativa, miedo), en lugar de estar plenamente en el presente-consciente, que es la clave del trabajo espiritual auténtico.
¿Cómo opera el ego desde la simbología del Árbol de la Vida?
Para ilustrarlo usamos dos sefirot relevantes:
- Yesod (Fundamento/Conexión): Es el canal de integración entre el mundo espiritual y el mundo manifestado. Allí se concentra la imagen del “yo” exterior, la proyección social, la sexualidad, los sueños. El ego mal orientado encuentra en Yesod su escenario: retiene energía, identifica al “yo” con la máscara, y no deja que la luz fluya hacia Maljut (la manifestación).
- Tiféret (Belleza/Armonía/Yo auténtico): Es la sefirá del centro, donde el Yo auténtico se expresa desde el equilibrio. Allí no hace falta retener, ni proyectar; se vive la presencia. Cuando se debate desde Tiféret, no hay necesidad de defender una posición rígida (eso sería ego).
En este mapa, el ego sería la “retención” en Yesod, la fijación del yo en forma limitada, mientras que el alma auténtica se abre a la renovación de Tiféret en Maljut.
¿Cómo podemos aplicar esta mirada en la vida diaria?
- Reconocimiento consciente: Observa cuándo actúas desde la defensa, la rabia, la culpa o la expectativa. Pregúntate: ¿esto es mi Yo auténtico o una reacción del ego?
- Desidentificación del ego: Entiende que tus roles, logros, fracasos, etiquetas… no definen tu esencia. Si sólo te identificas con tu ego, la muerte (la pérdida de roles, la finitud) te aterroriza.
- Cultivar el Yo desde Tiféret: Practica el equilibrio, la humildad, la apertura. Evita la confrontación rígida (característica del ego), y abre al debate, al compartir sincero, al crecimiento conjunto.
- Uso sabio del ego: No se trata de eliminar el ego, sino reorientarlo: que sus funciones de límite, identidad, diferenciación sirvan al alma y no la dominen.
- Presencia consciente: Fortalece el “ahora” y la conexión directa con lo divino-alma. Cuando vivimos centrados en el pasado (culpa) o en el futuro (miedo) estamos en el tiempo del ego, no en el tiempo del espíritu.
En la óptica de la Cábala, el ego no es simplemente un enemigo a destruir, sino una parte de la estructura psico-espiritual que exige ser reconocida, integrada y transformada. Cuando comprendemos la dinámica del ego desde la sabiduría del Árbol de la Vida, las Sefirot, la canalización de la luz, la manifestación consciente, podemos liberarnos de las ataduras del ego, para que el Yo auténtico resplandezca en nuestras acciones cotidianas. Así la vida se convierte en una danza de presencia, coherencia y expansión espiritual.
En Galicia, la Escuela de Cábala Esencias de Vida, dirigida por Javier Vázquez, ofrece un espacio de estudio, meditación y práctica vivencial de la sabiduría cabalística. Desde una visión mística y aplicada, se imparten enseñanzas que integran el Árbol de la Vida, la Kabbalah mística, la psicología espiritual y las tradiciones energéticas. El propósito de la escuela es acompañar a cada alma en su camino de autoconocimiento y expansión de conciencia, cultivando una comprensión profunda de los procesos del ego y la luz interior que habita en todo ser humano.

